Ya hablamos de lo que ocurrió en la Guerra de Sucesión Española cuando las madame de Madrid se reunieron para luchar contra las fuerzas del archiduque Carlos ofreciendo a sus soldados las prostitutas enfermas, previamente bañadas y acicaladas, para contagiarles la sífilis y la gonorrea; y de lo que hicieron las tropas japonesas durante la Segunda Guerra Mundial para, según sus miserables justificaciones, evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual entre sus tropas con las comfort women. Ahora nos centraremos en las tropas alemanas que lucharon en la Segunda Guerra Mundial.

Para evitar que las enfermedades sexuales diezmasen sus tropas, Hitler decidió tomar cartas en el asunto tras la toma de París en 1940 – se dice que el propio Hitler había contraído la sífilis años antes pero es una leyenda urbana -. En palabras del jefe de las SS, Heinrich Himmler:

El mayor peligro de París es la presencia generalizada e incontrolada de las putas, captan clientes en bares, salas de baile y otros lugares. Es nuestro deber evitar que los soldados pongan en peligro su salud…

Ante aquella situación, Hitler decidió que los soldados alemanes llevarían en sus mochilas… muñecas hinchables para satisfacer sus deseos carnales con seguridad. Inicialmente, el modelo para la fabricación de aquellas muñecas iba a ser la actriz húngara Kathy von Nagy pero ante la negativa de ésta, los alemanes pensaron que los soldados se sentirían más a gusto con el modelo de raza aria: rubia y de ojos azules. Después de varias problemas en su fabricación, sobre todo por el problema de espacio en las mochilas, se fabricó un lote de 50 muñecas. Dos años más tarde, el proyecto se abandonó porque los soldados se negaron a llevarlas por la vergüenza y humillación que sufrirían si les capturaban y encontraban las muñecas entre sus pertenencias.

Fuentes: Daily Mail, Herald Sun