En demasiadas ocasiones, para el gusto de los buscadores de parienta, las mujeres en edad casadera iban acompañadas por sus madres, sirvientas u otros miembros de su familia que impedían la libre comunicación entre las parejas. Así que, se inventaron formas de comunicación alternativas: los abanicos, los lunares postizos… hoy nos ocuparemos del lenguaje del coqueteo con los ojos.

Las claves de aquel lenguaje las publicó en 1891 el periódico Taranaki Herald de New Plymouth (Nueva Zelanda) bajo el título Eye Flirtation:

Guiñar el ojo derecho – Te quiero
Guiñar el ojo izquierdo – Te odio.
Guiñar ambos ojos – Sí
Guiñar ambos ojos a la vez -Nos observan.
Guiñar el ojo derecho dos veces – Estoy comprometido.
Guiñar el ojo izquierdo dos veces -Estoy casado.
Bajar los párpados- ¿Puedo besarte?
Levantar las cejas – Bésame.
Cerrar el ojo izquierdo lentamente – Prueba y ámame.
Cerrar el ojo derecho lentamente – Eres bonita.
Colocar el índice derecho sobre el ojo derecho –  ¿Me amas?
Colocar el índice derecho sobre el ojo izquierdo – Eres guapo
Colocar el meñique derecho sobre el ojo derecho – ¡No te da vergüenza!