Tras la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, 18 de abril de 1961, se establecía la inmunidad en la jurisdicción penal, civil y administrativa, salvo algunas excepciones, para los diplomáticos. Así mismo, sus documentos, su correspondencia y sus bienes gozaban de inviolabilidad. Por todo ello, la línea que separaba al diplomático del espía era, a veces, un poco difusa.

Entre los países receptores, o «anfitriones», fue una constante el poder tener acceso, y controlar, las comunicaciones de los diplomáticos. Todos los servicios secretos del mundo negarán el hecho de haber colocado o, por lo menos, intentado colocar micrófonos en las embajadas. Y, por supuesto, nuestro Cesid no iba a ser menos.

En los años 80 el servicio secreto español tenía ciertas sospechas sobre actividades ilegales en nuestro territorio por delegaciones extranjeras; en concreto, desde la embajada de Argelia. Tras varias semanas de trabajo y un minucioso plan, los agentes del Departamento de Acción Operativa del Cesid estaban preparados para colocar los «canarios» (micrófonos). Entraron una noche y siguieron el plan: fotografiar todo antes de mover nada, copiar los documentos, incrustar los micrófonos en las paredes… Sin embargo, la operación comenzó a alargarse y el jefe del operativo se puso nervioso. Los agentes le advirtieron que todavía estaban secando el yeso de las paredes donde habían colocado tres canarios, pero el jefe no quiso escuchar y ordenó salir.

A la mañana siguiente las manchas húmedas en las paredes eran visibles todavía y el personal de la embajada argelina se percató de la infiltración… Todo se fue al garete y, para rematar la faena, los servicios secretos argelinos obtuvieron, gratuitamente y de parte del Cesid, 3 micrófonos de última generación muy lejos de su alcance.

En otras ocasiones no fue la precipitación sino el desconocimiento de las técnicas propias del espionaje lo que desbarató otro «trabajito». Como el caso de una directiva, M.J.M., que quiso «su minuto de gloria» participando en una operación y la echó por tierra al utilizar una fragancia tan intensa que al día siguiente todavía flotaba en el ambiente.

Las Alcantarillas del Poder

Este post sólo es una pequeña muestra de lo que podéis encontrar en el último libro de Fernando RuedaLas Alcantarillas del Poder (Las 100 operaciones de los servicios secretos españoles que marcaron sus últimos 35 años de historia).
En “Las alcantarillas del poder” se habla del espía que fue el primero en reunirse con ETA en Suiza, de la sorprendente operación de espionaje en los restaurantes de lujo de Barcelona y Madrid, del espionaje a la vida privada de Alfonso Guerra por parte de la CIA, de la infiltración en una logia luciferina para descubrir si Mario Conde era miembro o del apoyo a la desactivación de la primera huelga general contra Felipe González.

Además, entre todos los comentarios que se hagan en el post se sorteará un ejemplar de «Las alcantarillas del poder«.