El Sionismo es un movimiento polí­tico judí­o que intenta recuperar Palestina como patria, cuyo fin último consiguió con el establecimiento del Estado de Israel en 1948. Etimológicamente, sionismo proviene de Sión (ciudadela de Palestina que fue el núcleo de Jerusalén).

El Judaí­smo es la religión basada en la ley de Moisés, que se caracteriza por el monoteí­smo y por la espera de la llegada del Mesí­as.

Por tanto, la distinción parece clara, es más, existen facciones del sionismo laico que propugnan la eliminación del «judaí­smo», pues lo consideran un lastre que impide la concreción de un Estado laico soberano, sin Dios ni compromiso con la Torá y sus mandamientos.

Según la Torá el castigo del exilio  durarí­a hasta la llegada del Mesí­as (un tiempo de fraternidad y paz universal). Este utópico futuro incluirá la veneración de Dios por toda la humanidad, centrada en la Tierra Santa y la ciudad de Jerusalén.

Aunque la inmigración judí­a hacia «Israel» comenzó a finales del siglo XIX, fue después de la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa cuando experimento un espectacular aumento. Es aquí­ cuando el sinonismo y el judaí­smo separan sus caminos (si alguna vez estuvieron unidos). El ensayo «Judí­os errantes» de Joseph Roth nos explica cómo se produjo esta ruptura:

Una parte de los judí­os de Centroeuropa y Europa Oriental emigran a Occidente donde se integran y asimilan ( luchando por la idea de recuperar su patria). La idea de Estado desplaza a la religión.

El resto, permanecen y adoptan una actitud pasiva.  La idea de una nación sólo adquiere su legitimidad con la venida del Mesí­as y asumen su papel de apátridas. Los judí­os orientales, tras el Holocausto nazi, sufren las consecuencias del antisemitismo y también tienen que emigrar.

Gracias a este post he conocido a Joseph Roth, novelista y periodista austriaco, del que quiera dejar un texto que me ha impresionado:

«la verdad es un susurro apenas y la mentira un grito interminable. Aquélla se propaga a través de la razon; la falsedad, por contra, se transmite mediante los tantanes de la propaganda. Una medra poco a poco, si es que no se malogra en el viaje. La otra, en cambio, germina por ensalmo, igual que la avena loca o la cizaña, y a ningún terreno le hace ascos.»

Javier Sanz